domingo, 16 de septiembre de 2012

"Permanente" o "temporal", el lenguaje está políticamente en crisis



El reciente anuncio de una reforma del Código Penal en España, que prevé introducir la prisión permanente revisable, nos lleva a reflexionar acerca de cómo juega el lenguaje político con lo temporal y lo perpetuo. Como sucede con el uso y abuso del eufemismo, se trata de suavizar la realidad, por tozuda que sea.

Y es que está teniendo éxito el término permanente, lo mismo que la acepción temporal, a raíz de la interiorización de la crisis por parte de todos. Recordemos cuando José Luis Rodríguez Zapatero dio el gran paso y pronunció la palabra “crisis”. Ahí comenzaron las subidas “limitadas y temporales” de impuestos. 

Así, desde el verano de 2009, cuando el ex presidente se desligó de sus ataduras, los políticos españoles se han aventurado en una frenética carrera de ajustes temporales y revisables. De esta manera, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguraba el pasado mes de abril que su Gobierno había subido los impuestos de manera “equitativa y temporal hasta que la tempestad amaine”.

Montoro, durante el congreso del PP de la Rioja, afirmó asimismo: “No vamos a subir impuestos en España, sino a cambiar la ponderación de los mismos para favorecer el crecimiento y la creación de empleo”. Como se ve, el requiebro retórico es inherente a nuestros políticos contemporáneos.

Pero en política todo también es relativo. Así, veamos la singular interpretación que sobre las subidas de impuestos ofrecía a los periodistas, poco antes de dejar el cargo, el anterior gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. Y es que advirtió de que “no se puede descartar que las subidas de impuestos aprobadas con carácter temporal tengan que convertirse en permanentes en el futuro”

El éxito del lenguaje político, como sucede con el deportivo y el económico, estriba en que muchas de sus expresiones acaban calando en la sociedad. Sin ir más lejos, El Corte Inglés ha basado su última política de promoción en “una bajada permanente de precios”. Y no ha sido la única empresa. Jazztel también anunciaba esta pasada primavera un “descuento permanente” en su cuota del servicio ADSL. 

Ejemplos como los anteriores se han ido sucediendo en cascada. No sabemos si, además de temporales, serán tan “reversibles” como las bajadas de sueldo que ha aplicado a sus funcionarios el nuevo Ejecutivo autonómico andaluz. Por lo menos, al equipo de Griñán no se le podrá negar su aportación a lo que podríamos denominar como el lenguaje políticamente en crisis.

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