Con
independencia de las críticas que puedan hacerse al Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa
(LOMCE), que deberá ser aprobada este otoño, el
refuerzo de las materias troncales, y en especial la Lengua, es una necesidad
más que evidente. En este sentido, tanto las horas dedicadas a esta asignatura
en Primaria (146 anuales, frente a las 155 de Alemania y las 294 de Francia,
según el Centro de Estudios Educativos
Eurydice), como los propios contenidos, apuntaban a una necesaria revisión.
Las
dos ‘reválidas’ a las que se someterá a los alumnos de 3º y 6º de Primaria, aunque
sin trascendencia curricular, también son objeto de controversia. Sin embargo,
no se puede negar que su fin –detectar precozmente las deficiencias en
lectura, escritura y aritmética básica, para aplicar apoyos y refuerzos– es más
que razonable.
No
en vano, la gran mayoría de expertos coinciden en señalar que el dominio de la
lectura y la escritura son vitales para el desarrollo de los escolares. Y es
que muchas de las habilidades y conceptos que se tratan de transmitir en la
escuela no están llegando a un porcentaje elevado de estudiantes, precisamente,
por sufrir lagunas importantes en la expresión oral y escrita.
En
estas carencias –que suponen una indudable frustración para muchos estudiantes–
hay que ver una cuota importante del abandono escolar temprano que, según ha
reconocido el Ministerio de Educación,
alcanza en España la inaceptable cifra del 26,5%.
Recordaba
el diario El País, el pasado día 9,
unas manifestaciones del escritor Luis
Landero, tras conocerse los desalentadores resultados del Informe Pisa de 2006: “Estamos formando
un ejército de pequeños filólogos analfabetos, que distinguen la estructura
morfológica de una frase pero no comprenden su significado”.
Y
es que, se reflexionaba en el mencionado artículo –al hilo de lo que vienen
señalando muchos expertos durante años–, “si de lo que se trata es de que los
jóvenes comprendan y puedan utilizar con habilidad lo que leen, que sean
capaces de expresarse muy bien oralmente y por escrito en contextos diversos,
¿para qué tanta gramática y tanta sintaxis?, ¿para qué tanto sintagma nominal y
tanto suplemento?”.
En
este contexto, el lenguaje periodístico, y los medios de comunicación en sí, se
presentan como una herramienta muy útil. Porque los periódicos como material didáctico
escrito, así como las piezas radiofónicas y los extractos de programas de televisión,
abren la posibilidad de divulgar de una manera sencilla y amena.
Apostemos
entonces por métodos nuevos, que faciliten el aprendizaje de la lengua como
algo natural, un juego, en el que los escolares se sientan parte activa.
Desarrollemos su capacidad para trabajar con las palabras sin tanto corsé
preestablecido. Facilitemos su expresión oral con más ejercicios prácticos y
menos retórica. Hagamos que primero escuchen y luego reflexionen. Acabarán por escribir y expresarse correctamente.
Se
trata de educar ciudadanos que saquen provecho del maravilloso idioma de Cervantes, una lengua que hablan más de
450 millones de personas. Una noble y necesaria tarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario