viernes, 21 de septiembre de 2012

Apostemos por una enseñanza creativa de la Lengua



Con independencia de las críticas que puedan hacerse al Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que deberá ser aprobada este otoño, el refuerzo de las materias troncales, y en especial la Lengua, es una necesidad más que evidente. En este sentido, tanto las horas dedicadas a esta asignatura en Primaria (146 anuales, frente a las 155 de Alemania y las 294 de Francia, según el Centro de Estudios Educativos Eurydice), como los propios contenidos, apuntaban a una necesaria revisión.

Las dos ‘reválidas’ a las que se someterá a los alumnos de 3º y 6º de Primaria, aunque sin trascendencia curricular, también son objeto de controversia. Sin embargo, no se puede negar que su fin –detectar precozmente las deficiencias en lectura, escritura y aritmética básica, para aplicar apoyos y refuerzos– es más que razonable.

No en vano, la gran mayoría de expertos coinciden en señalar que el dominio de la lectura y la escritura son vitales para el desarrollo de los escolares. Y es que muchas de las habilidades y conceptos que se tratan de transmitir en la escuela no están llegando a un porcentaje elevado de estudiantes, precisamente, por sufrir lagunas importantes en la expresión oral y escrita.

En estas carencias –que suponen una indudable frustración para muchos estudiantes– hay que ver una cuota importante del abandono escolar temprano que, según ha reconocido el Ministerio de Educación, alcanza en España la inaceptable cifra del 26,5%.

Recordaba el diario El País, el pasado día 9, unas manifestaciones del escritor Luis Landero, tras conocerse los desalentadores resultados del Informe Pisa de 2006: “Estamos formando un ejército de pequeños filólogos analfabetos, que distinguen la estructura morfológica de una frase pero no comprenden su significado”. 

Y es que, se reflexionaba en el mencionado artículo –al hilo de lo que vienen señalando muchos expertos durante años–, “si de lo que se trata es de que los jóvenes comprendan y puedan utilizar con habilidad lo que leen, que sean capaces de expresarse muy bien oralmente y por escrito en contextos diversos, ¿para qué tanta gramática y tanta sintaxis?, ¿para qué tanto sintagma nominal y tanto suplemento?”.

En este contexto, el lenguaje periodístico, y los medios de comunicación en sí, se presentan como una herramienta muy útil. Porque los periódicos como material didáctico escrito, así como las piezas radiofónicas y los extractos de programas de televisión, abren la posibilidad de divulgar de una manera sencilla y amena.

Apostemos entonces por métodos nuevos, que faciliten el aprendizaje de la lengua como algo natural, un juego, en el que los escolares se sientan parte activa. Desarrollemos su capacidad para trabajar con las palabras sin tanto corsé preestablecido. Facilitemos su expresión oral con más ejercicios prácticos y menos retórica. Hagamos que primero escuchen y luego reflexionen. Acabarán por escribir y expresarse correctamente. 

Se trata de educar ciudadanos que saquen provecho del maravilloso idioma de Cervantes, una lengua que hablan más de 450 millones de personas. Una noble y necesaria tarea.

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