Decimotercera jornada de
Liga y cae el primer entrenador. Además, ha querido la casualidad que el damnificado
sea Mauricio Pochettino, míster de
un Espanyol de Barcelona que está sumido en un caos institucional que parece la
misma metáfora de Cataluña. ‘Ese
pequeño país el norte’, según la definición del sabático Josep Guardiola, que
puede convertirse en una auténtica casa de los líos por obra y gracia del
iluminado Artur Mas.
Para mayor similitud con la
situación de Cataluña, el contrato del entrenador argentino expiraba en 2014,
como la legislatura que hizo saltar por los aires el honorable Mas. La diferencia
con respecto a Pochettino es que el despeñado delfín de Pujol sí puede aferrarse al cargo, esperando a que amaine. Lo malo para él, que Esquerra Republicana de Catalunya se frota
las manos y el PSC aguarda en la
recámara, a pesar de haber perdido 8 diputados. Hay que ver qué mal está la
cosa.
Y ya tiene gracia que el Espanyol,
que abandonó esa eñe tan centralista hace unos años, se haya adherido –a
regañadientes e intentando pasar lo más desapercibido posible– a la Plataforma Proselecciones Catalanas
que, precisamente, apadrinó Artur Mas.
El president –a quien Salvador Sostres califica como ‘el gafe’,
y no sin razón como se ha demostrado– reunió en octubre a los clubes de Primera, Segunda y Segunda B para
sellar una alianza por “la internacionalización de las selecciones deportivas
catalanas”. Sólo faltó L’Hospitalet,
cuyo presidente, Miguel García,
generó la polémica este pasado verano al afirmar, en el programa radiofónico Punto Pelota, que estaba “hasta las
narices de independentistas tontos e impresentables”.
El caso es que en L’Hospitalet,
el Partit dels Socialistes de Catalunya
(PSC-PSOE) se ha mantenido este domingo como el más votado, mientras que Convergéncia i Unió –por detrás incluso
del Partido Popular– sufrió un
sonoro batacazo.
Así, el candidato Mas ha
recibido ahora en el principal municipio del Baix Llobregat poco más de 16.000 sufragios cuando hace dos años
obtuvo el apoyo de 23.000 votantes. Se trata de un reflejo, bien palpable, de
este “fiasco electoral como no se ha visto nunca”, tal y como lo ha calificado
Mariano Rajoy.
Al presidente del Gobierno
no le faltan motivos para felicitarse por el solemne talegazo de los convengentes.
Pero celebrar con cava –como se hizo en la sede pepera de Barcelona– la
consecución de apenas 19 diputados, y ser la cuarta fuerza política de Cataluña,
ya parece exagerado.
Aunque todo sea por salvar
la campaña navideña del cava, como ya proclamaron la candidata Alicia Sánchez Camacho y la secretaria
general del PP, María Dolores de
Cospedal, en su visita a las bodegas Freixenet. A la salud de Mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario