lunes, 26 de noviembre de 2012

El Espanyol, caótico y sin entrenador, como metáfora de Cataluña



Decimotercera jornada de Liga y cae el primer entrenador. Además, ha querido la casualidad que el damnificado sea Mauricio Pochettino, míster de un Espanyol de Barcelona que está sumido en un caos institucional que parece la misma metáfora de Cataluña. ‘Ese pequeño país el norte’, según la definición del sabático Josep Guardiola, que puede convertirse en una auténtica casa de los líos por obra y gracia del iluminado Artur Mas.

Para mayor similitud con la situación de Cataluña, el contrato del entrenador argentino expiraba en 2014, como la legislatura que hizo saltar por los aires el honorable Mas. La diferencia con respecto a Pochettino es que el despeñado delfín de Pujol sí puede aferrarse al cargo, esperando a que amaine. Lo malo para él, que Esquerra Republicana de Catalunya se frota las manos y el PSC aguarda en la recámara, a pesar de haber perdido 8 diputados. Hay que ver qué mal está la cosa.

Y ya tiene gracia que el Espanyol, que abandonó esa eñe tan centralista hace unos años, se haya adherido –a regañadientes e intentando pasar lo más desapercibido posible– a la Plataforma Proselecciones Catalanas que, precisamente, apadrinó Artur Mas.

El president –a quien Salvador Sostres califica como ‘el gafe’, y no sin razón como se ha demostrado– reunió en octubre a los clubes de Primera, Segunda y Segunda B para sellar una alianza por “la internacionalización de las selecciones deportivas catalanas”. Sólo faltó L’Hospitalet, cuyo presidente, Miguel García, generó la polémica este pasado verano al afirmar, en el programa radiofónico Punto Pelota, que estaba “hasta las narices de independentistas tontos e impresentables”.

El caso es que en L’Hospitalet, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) se ha mantenido este domingo como el más votado, mientras que Convergéncia i Unió –por detrás incluso del Partido Popular– sufrió un sonoro batacazo.

Así, el candidato Mas ha recibido ahora en el principal municipio del Baix Llobregat poco más de 16.000 sufragios cuando hace dos años obtuvo el apoyo de 23.000 votantes. Se trata de un reflejo, bien palpable, de este “fiasco electoral como no se ha visto nunca”, tal y como lo ha calificado Mariano Rajoy.

Al presidente del Gobierno no le faltan motivos para felicitarse por el solemne talegazo de los convengentes. Pero celebrar con cava –como se hizo en la sede pepera de Barcelona– la consecución de apenas 19 diputados, y ser la cuarta fuerza política de Cataluña, ya parece exagerado.

Aunque todo sea por salvar la campaña navideña del cava, como ya proclamaron la candidata Alicia Sánchez Camacho y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en su visita a las bodegas Freixenet. A la salud de Mas.

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