jueves, 15 de noviembre de 2012

El consenso, desahuciado por PP y PSOE



La política se ha convertido en el arte de lo efímero, basada en golpes de efecto. Un ejercicio de cinismo que diluye lo que debería ser una vocación de servicio público. El último, y lamentable ejemplo, lo vivimos ayer mismo con la escenificación, al respecto de los desahucios, del desacuerdo entre PP y PSOE.

Se veía venir, conociendo cómo se las gastan populares y socialistas. El PP ha acabado gobernando, sin acuerdo, y el PSOE haciendo oposición, acusando al Ejecutivo de Rajoy de imponer “un parche que no soluciona el problema de miles de personas que están a punto de perder su casa”, según se destacaba anoche en su página web. 

Inmaculada Rodríguez-Piñero, secretaria de Política Económica del PSOE, subrayó que su partido “no puede avalar unas medidas que no benefician a todas las familias vulnerables y en riesgo y que, además, no atajan la raíz del problema”. 

Su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó –como era de esperar– que su partido seguirá manteniendo una postura “constructiva” cuando el real decreto se someta a votación en el Congreso, según leemos en Público. Vamos, que votará en contra y acusará a Rajoy de gobernar a golpe de decreto.

El mencionado diario digital aprovecha, por cierto, para atizar al Gobierno por convertir “a los desahuciados en okupas”. Y es que estos podrán seguir viviendo en sus casas a pesar de que el banco les quite la titularidad.

Al otro lado del ring, la página web del PP anunció que “el Gobierno paralizará de forma urgente los desahucios de las familias más vulnerables”. La prensa conservadora –tampoco hay sorpresas– destaca la visión del Gobierno. Así, ABC titula: “El Gobierno frena los desahucios durante dos años y crea un fondo de vivienda social”. 

También en La Razón leemos: “Tres días de intensas negociaciones, voluntad decidida de ambas partes por alcanzar un acuerdo y, al final, el PSOE se descolgó del decreto”. ¿El culpable? Para La Razón, Rubalcaba, quien habría reunido “a sus diputados para explicar por qué boicoteó el pacto”.

¿Para esto tanto golpe de pecho, tras el suicidio de Amaia Egaña en Barakaldo? En las hemerotecas, testigos implacables, queda la invitación del secretario federal de Relaciones Institucionales de los socialistas, Antonio Hernando, de “encerrarnos –con los populares– en una habitación y no salir hasta que tengamos un texto definitivo” para solucionar el problema de los desahucios.

Lo que hay es un decreto y la escenificación, una vez más, del desacuerdo entre populares y socialistas. ¿Así van a alcanzar acuerdos de Estado para resolver, por ejemplo, el problema de la Educación? Es difícil, por no decir imposible.

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