El vivo ejemplo de que deporte
y política están íntimamente ligados lo acabamos de vivir durante el partido Barça-Madrid. Y a través del lenguaje lo hemos visto también en el reciente
debate entre los candidatos a la presidencia norteamericana, Barack Obama y Mitt Romney.
En el Camp Nou, con la reivindicación independentista como telón de fondo.
En el cara a cara presidencialista norteamericano, por medio un metafórico combate boxístico. Así, John Carlin escribía este domingo en la edición digital de El País: “La mayoría de los
estadounidenses que vieron el primero de la serie de tres debates
presidenciales el miércoles entre Barack Obama y Mitt Romney lo hicieron como
si estuvieran presenciando un partido de béisbol. O, mejor, un combate de
boxeo. En el sentido de que ya sabían por quién iban a votar y lo que les
interesaba era ver si su candidato preferido sería capaz de dar un golpe KO o,
si no, de ganar por puntos”.
Por su parte, la metáfora y
el símil deportivos son muy recurrentes, ciertamente, cuando se quiere representar
una situación política. Si no, valgan las declaraciones de Steve McManaman, ex jugador del Real Madrid a goal.com. “Es una rivalidad, casi una religión, forjada durante
muchos años. Yo he vivido otros partidos de este tipo, pero nunca nada igual
como lo que presencié jugando en el Madrid por esa rivalidad ideológica. Son
prácticamente dos países enfrentados”, afirmó McManaman.
Que el deporte, y en este
caso el fútbol, son reclamos políticos –como figuras simbólicas– lo hemos visto
este mismo domingo en ABC, a través
de una viñeta de Puebla, que ilustraba
una información sobre el juez Santiago
Pedraz. En ella, el magistrado –que saltó a las primeras páginas por su
justificación del movimiento contestatario del 25-S– celebraba ‘un gol’ marcado
a los policías antidisturbios, levantándose la toga y dejando ver el lema I love Garzón.
En las elecciones gallegas,
cuya campaña comenzó el pasado sábado, también encontramos las inevitables
referencias deportivas, en este caso pugilísticas. Así, en Estrella
Digital leíamos –el pasado día 4–
acerca del actual presidente de la Xunta y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo:
“Lo que está claro es que quiere ganar y su ambición puede convertirle en un
hombre fuerte en el PP nacional. Con Esperanza
Aguirre y Francisco Camps fuera
de combate, el líder ‘popular’ sólo tiene que derribar a un contrincante: su
gran amigo, Alberto Ruiz Gallardón”.
Volviendo a los comicios
catalanes y la bandera del soberanismo
enarbolada por el presidente de la Generalitat,
Artur Mas, podíamos leer hoy en El País, en un artículo de Lluís Bassets: “A la vista de los resultados, no hay que darle
muchas vueltas al asunto. De momento es el Gobierno
de Rajoy el que está perdiendo por
goleada la partida frente a Artur Mas.
Seguiremos atentos, a ver si
Mas es ‘pillado en fuera de juego’ o si, por el contrario, ‘se sale de la tabla’
y ‘entra en la Champions League’
europea que tanto ansían los independentistas catalanes. Claro, que aquí el árbitraje sí que se antoja decisivo.
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