domingo, 7 de octubre de 2012

Deporte y política, ese recurso emocional



El vivo ejemplo de que deporte y política están íntimamente ligados lo acabamos de vivir durante el partido Barça-Madrid. Y a través del lenguaje lo hemos visto también en el reciente debate entre los candidatos a la presidencia norteamericana, Barack Obama y Mitt Romney.

En el Camp Nou, con la reivindicación independentista como telón de fondo. En el cara a cara presidencialista norteamericano, por medio un metafórico combate boxístico. Así, John Carlin escribía este domingo en la edición digital de El País: “La mayoría de los estadounidenses que vieron el primero de la serie de tres debates presidenciales el miércoles entre Barack Obama y Mitt Romney lo hicieron como si estuvieran presenciando un partido de béisbol. O, mejor, un combate de boxeo. En el sentido de que ya sabían por quién iban a votar y lo que les interesaba era ver si su candidato preferido sería capaz de dar un golpe KO o, si no, de ganar por puntos”.

Por su parte, la metáfora y el símil deportivos son muy recurrentes, ciertamente, cuando se quiere representar una situación política. Si no, valgan las declaraciones de Steve McManaman, ex jugador del Real Madrid a goal.com. “Es una rivalidad, casi una religión, forjada durante muchos años. Yo he vivido otros partidos de este tipo, pero nunca nada igual como lo que presencié jugando en el Madrid por esa rivalidad ideológica. Son prácticamente dos países enfrentados”, afirmó McManaman.

Que el deporte, y en este caso el fútbol, son reclamos políticos –como figuras simbólicas– lo hemos visto este mismo domingo en ABC, a través de una viñeta de Puebla, que ilustraba una información sobre el juez Santiago Pedraz. En ella, el magistrado –que saltó a las primeras páginas por su justificación del movimiento contestatario del 25-S– celebraba ‘un gol’ marcado a los policías antidisturbios, levantándose la toga y dejando ver el lema I love Garzón.

En las elecciones gallegas, cuya campaña comenzó el pasado sábado, también encontramos las inevitables referencias deportivas, en este caso pugilísticas. Así, en Estrella Digital leíamos –el pasado día 4– acerca del actual presidente de la Xunta y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo: “Lo que está claro es que quiere ganar y su ambición puede convertirle en un hombre fuerte en el PP nacional. Con Esperanza Aguirre y Francisco Camps fuera de combate, el líder ‘popular’ sólo tiene que derribar a un contrincante: su gran amigo, Alberto Ruiz Gallardón”.

Volviendo a los comicios catalanes y la bandera del soberanismo enarbolada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, podíamos leer hoy en El País, en un artículo de Lluís Bassets: “A la vista de los resultados, no hay que darle muchas vueltas al asunto. De momento es el Gobierno de Rajoy el que está perdiendo por goleada la partida frente a Artur Mas. 

Seguiremos atentos, a ver si Mas es ‘pillado en fuera de juego’ o si, por el contrario, ‘se sale de la tabla’ y ‘entra en la Champions League’ europea que tanto ansían los independentistas catalanes. Claro, que aquí el árbitraje sí que se antoja decisivo.

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