Aprovechando el tirón de los 10.000 universitarios
británicos que han empezado a ponerse ciegos de alcohol en Tarragona, a la llamada del Salou Fest, deberíamos replantearnos
nuestro turismo. Porque si el Gobierno
le ha dado un tajo al programa del Imserso
–del 30% nada menos– y muchos de nuestros abuelos ya no podrán hacer gimnasia
en la playa, vayamos a la caza del estudiante beodo.
Sería un plan con muchas ventajas. Por un
lado, frenaríamos el cierre de numerosos hoteles en temporada baja y le
pondríamos un torniquete a la sangría del paro hostelero. Por otra parte,
nuestros mayores, que bastante tienen manteniendo a la familia con su
pensión, verían que el sacrificio merece la pena.
Al mismo tiempo que se aprovechan camas de
hotel, habría gremios que se beneficiarían de una invasión de universitarios
borrachos de toda Europa. Por
ejemplo, los farmacéuticos. Ya que no cobran de la Administración, por lo menos darían salida a todo el stock de
aspirinas, anti ácidos y medicamentos para la resaca. También agotarían,
gracias a las inevitables peleas, todo un arsenal de tiritas, algodones, vendas
y desinfectantes.
Asimismo, podríamos abrir antes de tiempo los
chiringuitos de playa, sirviendo remedios para evitar la bajada de azúcar a
causa del botellón. Y nos especializaríamos en el ponche chispao, que unido a otros brebajes para limpiar el
estómago, seguro que harían furor entre los estudiantes ingleses.
España, con merecida fama
de destino Erasmus, está ante su
gran oportunidad. No hay más que ver el prestigio que ha adquirido Granada, donde este último curso se han
matriculado 2.000 extranjeros que han podido disfrutar del reciente macrobotellón universitario. Y
deberíamos abrir cátedras universitarias para potenciar tesis doctorales sobre
las borracheras de los Sanfermines o el Bando de la Huerta de Murcia y su
influencia en la economía local.
Tenemos que urgir al Ministerio de Asuntos Exteriores para que se ponga manos a la obra
y promocione la Marca España en bares próximos a las universidades británicas,
alemanas y francesas. Porque hay que ganarse el aprecio de las futuras
clases dirigentes.
Es fundamental para nosotros que la próxima Merkel o el futuro presidente de la Comisión Europea se corran una buena
juerga en la costa española. Y si fuera en un restaurante playero de la familia
Bardem, ahora que han cerrado su
local de Madrid dejando en la calle
a once trabajadores, pues mucho mejor. Eso sí que sería potenciar la Marca
España.
Para mí, tu sentido del humor para la crítica, merece una alta calificación.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan. Para criticar y poner de relieve las miserias de nuestra sociedad, que son muchas, yo creo que el humor es la mejor herramienta. Me agrada que haya gente como tú que está en la misma línea. Más sentido del humor y menos crispación. Los políticos, y tú de eso sabes algo, deberían aplicarse este cuento. Así, nos iría mucho mejor a todos. ¿No crees?
EliminarMe ha encantado la amenidad y la ironía de este artículo, Emilio. 100% mi estilo.
ResponderEliminarUn saludo!