No sabemos dónde desemboca
el río Duero. ¿Para qué, si tenemos GPS en el móvil? Creemos que Soria es una Comunidad Autónoma. ¿Y qué? Ahí está Federico Trillo, que confundió Honduras
con El Salvador y ha terminado de
embajador en el Reino Unido, donde
encima habrá aprendido inglés.
¿Que muchos de los aspirantes
a una plaza de docente en Madrid
pensaban que la reproducción de las serpientes es de tipo sexual? Lógico, según
todas las encuestas hacemos el amor poco y mal. ¿Que otros tantos aspirantes a
maestro fijo creen que ‘irse por las ramas’ es ‘extasiar’? Normal, porque con Gran Hermano y Gandía Shore, entre otros programas educativos de la tele, no
podíamos esperar otra cosa.
¿Que no somos capaces de hacer
una suma de tres dígitos? No hay problema porque, para eso, también tenemos un
teléfono a mano. ¿Que Rajoy pone sonrisa
de tonto en las cumbres europeas, delante de las cámaras, y asiente con la
cabeza cuando la Merkel le dice algo?
No podemos extrañarnos porque Zapatero
hacía lo mismo y todos saben que a los españoles nos va el idioma de los
signos.
¿Que los nuevos maestros de Primaria no están bien preparados? A
este paso, no se van a jubilar nunca, así que ya tendrán tiempo de aprender. ¿Que
nuestros chicos de Secundaria
patinan en el inglés? Para eso tenemos nuestras lenguas ibéricas y hemos
conseguido que hasta Messi, un
ejemplo para los niños, hable catalán.
¿Que escribimos Nabarra y Kuenka? No pasa nada, porque siempre podremos decir que son
peculiaridades lingüísticas de nuestro pueblo. ¿Qué no sabemos cuántas sílabas
tiene una palabra? Pero si cuando hacíamos casas como rosquillas, y un albañil era
el rey de la familia, Jesulín de Ubrique
casi entra en la Real Academia.
¿Qué somos incapaces de
hablar en público e hilar un discurso más o menos coherente? No hay problema. A
María Dolores de Cospedal tampoco se
la entiende y es la mano derecha de Rajoy.
Total, somos un país de monologuistas, un inmenso Club de la
Comedia que reivindica cada día a Chiquito
de la Calzada, ese gran humanista del pueblo.
Muy buen artículo y lo de nuestros gobernantes da pena. Sinembargo, creo que seguimos aferrados a un concepto de "conocimiento" bastante trasnochado. Con las TIC, y con la Red, la inmediatez, hace que todo ese bagaje cultural que se iba acumulando en nuestras cabezas y que por lógica no podemos almacenar, esté ahí a la mano. Nuestros nativios digitales aprenden de otra manera y por tanto hay que partir desde esas prácticas y saberes. Los actuales profesores (no todos) están aún muy lejos de comprender que un libro de texto, llámase de historia, de geografía o matemáticas, es un instrumento caduco y algunas veces nocivamente educativo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario CPatricia. Estoy de acuerdo contigo, salvo en la parte final. Yo creo que los libros de texto sí continúan siendo herramientas útiles para el profesorado. El problema, en mi opinión, reside cuando los docentes se ciñen única y exclusivamente al temario. Deberían dar más opción a la originalidad de los alumnos, al debate acerca de los temas -sobre todo en las asignaturas relacionadas con las humanidades- y la expresión de opiniones. Yo estoy radicalmente en contra de las clases magistrales, aunque a favor del libro de texto como un instrumento más. Pero hay que dejar todo el campo abierto a las nuevas tecnologías, eso es indudable. De nuevo, muchas gracias por tu aportación.
Eliminar