martes, 11 de diciembre de 2012

El monólogo como salida universitaria


El futuro de la Universidad Pública en España pasa por convertir las aulas magnas en un teatro y que Paramount Comedy sea una gran sala de grados a la que acudan nuestros doctores para defender sus tesis. Nos lo hemos ganado a pulso. 

Primero por la pusilánime actitud de las instituciones universitarias, que se dejaron llevar durante los últimos quince años –como todo el mundo en este país– por una riada de dinero público. Después, por la endogámica comunidad docente, que ha fomentado el amiguismo, desplazando ese mérito al que tanto apela el Gobierno de Rajoy. 

Ahora que los recortes acucian a los rectores, habría que animar a nuestros universitarios a participar en un certamen internacional de monólogos científicos. Las candidaturas ya se están presentando desde el pasado día 4 y hasta el 31 de enero hay tiempo para apuntarse. Aprovechando que en Madrid hay profesores universitarios que se han animado a impartir clase en la Puerta del Sol no estaría de más que algún catedrático ejerciera de improvisada Eva Hache. 

Así se podría crear, por ejemplo un nuevo programa investigador denominado el Club de la Tragicomedia. Porque melodramático resulta el llamamiento de unos rectores que, en su conjunto, se responsabilizan de un ejército docente. Ahora menguante, eso sí, pero que hace dos cursos alcanzaba la cifra de 100.600 profesores. 

Para 1,3 millones de estudiantes, según los datos oficiales, no estaba nada mal. Así, contando con que todos los alumnos acudieran a las aulas –algo milagroso en el país del absentismo– tocarían a 13 estudiantes por docente. Y resulta que entonces no se quejaba nadie porque, entre otras cosas, las bajadas de sueldo para los funcionarios eran simples nubarrones en el horizonte. 

Dicen los organizadores del concurso de monólogos Famelab así lo han dado en llamar que buscan científicos capaces de relatar historias de ciencia con humor, sin perder el rigor. Se trata, inciden, de crear una comunidad de comunicadores científicos dispuestos a divertir al público. Pues bien, alguno de los rectores que claman contra los recortes –y que este lunes hicieron público un manifiesto– podrían haberse erigido en la nueva voz monologuista de la ciencia. 

Como fuente de inspiración, alguno podría disertar sobre la fregona, celebérrimo invento del aragonés Manuel Jalón, que está en el centro de una nueva derrota del sector tecnológico español. Y es que los alemanes de Vileda han ganado a Spontex la batalla de los mochos con cabezales universales. Una tragedia.

Lo peor del caso es que la empresa española ha hincado la rodilla en nuestra propia casa, con una sentencia del Tribunal Supremo que obliga a indemnizar a los siempre altaneros germanos. Estamos perdidos, como la Universidad Pública española.

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