El dinero negro circula en España que es un primor. Ensobrado o
cogido con un clip, el caso es que no dejan de manejarse los Bin Laden. Y eso que pocos dicen
verlos, pero es que los billetes de 500 eurazos representaron el pasado año el
67% de todo el dinero que circuló por nuestro país. Nada menos.
Para hacernos una idea
–según constatan los técnicos de Hacienda– Dieciséis de cada cien
billetes de color púrpura que se movieron por la eurozona en 2012 lo hicieron en
nuestro Reino de Taifas. Y como no
tenemos término medio, o vamos a un comedor de Cáritas a que nos den un plato caliente o nos calzamos una
mariscada con un billete Premium.
Esta inaudita cantidad de
billetes de 500 euros, ahora que millones de familias se pasan medio mes cenando
sopa de ajo, coincide con nuevas entradas de capital durante el último
trimestre de 2012. Y es que, blanqueada o en B, la pasta acude de nuevo a
España. A través de inversores decentes –que los habrá– o ensobrados por traficantes
y promotores de prostíbulos que campan a sus anchas por nuestra costa mediterránea, desde el Golfo de Rosas hasta la Punta de Tarifa.
España es un miembro de la Unión Europea, cuyo ministro de
Hacienda se enorgullece de haber hecho aflorar 40.000 millones de euros, y
donde una mujer está a punto de entrar en prisión por comprar unos pañales con
una tarjeta de crédito que no era suya.
En este sentido, el Gobierno y la Unión Europea tienen claro que uno de cada cuatro euros que genera
la economía española no se declaran. En este ranking avanzamos a pasos
agigantados hasta los primeros puestos que ocupan líderes de la economía
mundial como Bulgaria, Rumanía, Lituania y Estonia,
donde el 30% del Producto Interior Bruto
se escapa de Hacienda.
De ahí, que Montoro
haya puesto a funcionar, a todo trapo, la máquina de los impuestos. Tanto es
así, que se el ministro de Hacienda se jactaba hace unos días de que lo
recaudado a través de impuestos aumentó el año pasado un 4,2% con respecto a
2011.
Desde luego, el nuestro es
un país de contrastes. Aunque la economía sumergida nos iguala a todos. Desde
los empleados del Partido Popular que
cobraban un plus en sobres hasta los trabajadores de un pequeño taller que, por
culpa de los impagos y los impuestos, ha visto cómo su patrón se pasaba al lado
oscuro. ¿Se le acabará poniendo a Rajoy cara de Darth Vader?
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