sábado, 2 de febrero de 2013

Rajoy el autista


Mariano Rajoy se ha pasado al lado oscuro. No admitir preguntas de los periodistas y leer una declaración –como si presentara un informe ante su antigua comunidad de vecinos–, lejos de beneficiarle, hundirá aún más su maltrecha imagen. El presidente no aprende. Y lo peor es que este autista de la política –incapaz de comunicar– no tiene intención de hacerlo.

Ya le sucedió, cuando era opositor a La Moncloa, y una pensionista le preguntó –en el programa Tengo una pregunta para usted, de TVE–: ¿Me puede decir cuánto gana usted? Rajoy respondió: “Gano bastante más que los 300 euros que cobra usted”, sin declarar su sueldo. Fue demoledor en su contra y, unido a que casi muere sepultado entre sus papeles durante el debate televisivo con Zapatero, dejó patente que Rajoy tiene un serio problema de comunicación.

En su comparecencia de hoy el presidente dijo: ‘Nunca he recibido dinero negro’. Sin embargo, al líder del Partido Popular le asaltó uno de sus tics, que ya es mala suerte. Además, mientras intentaba explicarse y resultar convincente ante la opinión pública, el presidente del Gobierno no dejaba de mirar sus apuntes.

“Estoy leyendo porque no quiero sacar una palabra más alta que la otra”. La periodista que TVE envió a la sede del PP recordó esta frase de Rajoy. Otro error del presidente y un flaco favor de la televisión pública. Porque si pensaban que con ello echaban un capote al líder de los populares también estaban equivocados.

Rajoy, que ha demostrado ser un brillante parlamentario, se viene abajo –de manera incomprensible– cuando deja la alfombra oficial y ha de relacionarse con la prensa. De ahí, que se resista a convocar ruedas de prensa y atender preguntas por sorpresa.

No se trataba de que Rajoy amulara este sábado la patética intervención de la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, a quien sólo le faltó echarse a llorar hace unos días cuando hablaba de los desahuciados. Ni de aparecer con el rictus desencajado del Rey al pedir perdón a los españoles tras la cacería de Botswana.

Pero, con la mayor urgencia posible, sus asesores y el propio Rajoy deberían hacerse con las dos primeras temporadas de El Ala Oeste de la Casa Blanca. En esa magnífica serie televisiva aprenderían que, para convencer, primero hay que saber comunicar. En esta asignatura, el ministro Wert debería aplicarse con su jefe. Y después intentar arreglar nuestra maltrecha educación.

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