Resulta que debemos buscar curro donde sea y sin mirar
el sueldo, porque ya vendrán mejor dadas. Y tenemos que acatar las órdenes del
jefe, a ser posible, con una sonrisa. También hay que prepararse para cobrar
una paga que no llegue al salario mínimo y dejarnos de pedir un aumento cuando
suba la vida.
Pues ahora, si se muere nuestra madre, aligerando, que
la empresa no puede parar. Todo sea por recuperar el terreno perdido, que ya
está bien de crisis. Y es que los muertos, salvo recuerdos, no producen nada.
Nos condenan a llegar a viejos sin dejar de trabajar,
con la bombona de oxígeno en una mano y la tartera en la otra. Y como la Seguridad Social va a seguir siendo un
agujero negro nos tendremos que buscar la vida, pero la patronal ya nos avisa
de que eso de velar a los muertos es franquista.
Así que, como ya no vamos en diligencia, tenemos un AVE casi en cada pueblo y aeropuertos
en cualquier parte, llegar a un velatorio no cuesta nada. Una vez allí,
saludamos a la familia, miramos al cadáver y le lanzamos un beso de despedida a
nuestra querida madre. Luego, según salimos del tanatorio, le mandamos un Whasapp al jefe para decirle que no
tardamos. Y le metemos prisa al de la funeraria, que no tenemos todo el día.
La patronal, después de que encerraran a su anterior
presidente en el talego, se ha puesto las pilas y nos quiere enchufados a la tarea de
levantar España. Como una piña, todos juntos. A este paso, ya ni vamos a
divorciarnos. Porque, según el último informe del Consejo General del Poder Judicial, las rupturas y separaciones han
caído en picado durante el último año.
Y es que eso de romper peras con la parienta va a
resultar que es tardofranquista. De
todas formas, en el fondo, independientemente de las formas, los españoles no
somos nadie sin la familia. Y, por eso, allí donde vamos, colocamos a un hijo o
un sobrino. Que, luego, nunca se sabe.
Y los hay hasta con gracia, como el alcalde socialista de Orense, para quien contratar a su hija
no es enchufismo porque, total, le han hecho un contrato eventual. Así, cuando
al padre le ven boleta la niña también recogerá sus bártulos. Con un par.
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