Mientras que en París una banda de atracadores aprovechaba
la Nochevieja para asaltar una
tienda exclusiva de Apple, otros malhechores
menos exquisitos reventaban el almacén de Vigilancia
Aduanera de Huelva y arramplaban con 40 fardos de hachís.
Son dos maneras de entender
la delincuencia. Toda una metáfora de esa Francia
que mete la mano en el bolsillo de los ricos –que, como Depardieu, huyen despavoridos a Bélgica–. Y también de nuestra España,
a cuyas clases más desfavorecidas –Tras el subidón
del tabaco y con el alcohol cada vez más caro– ya les quedan pocos vicios a los
que agarrarse.
Hasta la lluvia se conjuró,
durante la despedida de 2012, para que la Puerta
del Sol de Madrid resultara
menos bullanguera que nunca. Porque los barrenderos de la capital recogieron
esta Nochevieja casi 10.000 kilos
menos de basura que hace un año y se repartieron, para brindar tras las doce
uvas, la mitad de vasos de plástico.
Menos mal que estaban el
tupé de Imanol Arias y el vestido de
Paula Vázquez para decir adiós al
año en que Rajoy se agarró al
matasuegras y nos sacudió a todos con su confeti de impuestos.
Ahora, aprovechando que las Rebajas están aquí –aunque ya se compre
más por necesidad que por capricho– el ministro de Economía va y nos pone los dientes largos. Así, según Luis de Guindos, comenzaremos a ver la
luz al final de túnel allá por el mes de octubre. En ese mágico cuarto
trimestre –al que habrá que llegar como sea– calcula el ministro que el paro
empiece a disminuir en España.
Pues bien, ya que el euro por receta amenaza con extenderse
por España –en la senda de Cataluña y Madrid– a este paso habrá
que encontrar un valor terapéutico a los robos de droga en dependencias
policiales de Andalucía. Y es que,
desde que arrancó la crisis, los cacos ya se han llevado 300 kilos de droga en Málaga, otros 100 kilos de heroína y
cocaína en Sevilla, y un centenar de
kilos más en Cádiz.
No estaría de más que, una
vez cumplida la profecía de Luis de Guindos y comenzando a dar esquinazo a la
crisis, los policías andaluces custodiaran con más éxito la droga. Aunque, ya
puestos, una buena hoguera con todo lo decomisado, a modo de ceremonia de
acción de gracias, tampoco nos iría mal.
En esa gran pira, y puesto que
no podemos quemar a los 300 políticos
que, de momento, están imputados en casos de corrupción, echaríamos todo
aquello que tiene atenazados. Incluidas las tarjetas sanitarias de las 17 comunidades autónomas para que, por
lo menos ante la salud, todos los españoles volvamos a ser iguales.
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