viernes, 31 de agosto de 2012

Galanes, zombis y lugares comunes


Si la muerte de un reconocido artista siempre invita a la melancolía, cuando son dos los decesos que coinciden en el tiempo –Carlos Larrañaga y Bernardo Bonezzi–, evocación y nostalgia adquieren carta de naturaleza. Y más cuando los fallecidos pertenecían a dos generaciones bien representativas. El actor, nacido en 1937, a la de los hijos de la Guerra Civil; el compositor, fallecido a los 49 años, a la de La Movida Madrileña.

No es fácil ser original en obituarios y noticias de alcance. Pero tampoco hay que eludir por sistema los lugares comunes, aquellos que reconoce el gran público. Así, en el caso de Larrañaga, hemos leído en El País que el actor era un “galán del cine, el teatro y la televisión”.

Sin duda, “galán”, con sus diferentes matices, es el adjetivo más repetido para definir al actor barcelonés. En este sentido, para El Mundo, era un “un galán de los de antes” y, según La Razón y Antena 3, hemos perdido al “eterno galán”. La Cadena Ser ha ido más allá, considerando a Larrañaga “un galán todoterreno”. 

ABC aporta el calificativo de “conquistador vocacional”, que repiten otros medios de comunicación, como Público, mientras que El País le recuerda como “arquetipo de guapo versátil”. Ahondando en su condición más profesional, El Mundo subraya que el intérprete catalán “hizo de malo, de bueno, de duque, de hijo, de abuelo y, siempre, de seductor”. Quizá en La Razón y La Verdad se compendie la imagen que, para el espectador medio, ha quedado de Larrañaga. “Eterno galán que hizo papeles de secundario” y una de las piezas clave de la serie coral Farmacia de Guardia, cuyo último capítulo –en 1995–, “logró una audiencia del 62%”. Nada menos. 

En el caso de Bonezzi, se ha destacado, como hace El País, su condición de “niño prodigio” de La Movida. “Emblema” lo califica El Mundo, mientras que en ABC se le despide como el “más joven triunfador” de aquel movimiento. En el diario de Vocento, Manuel de la Fuente multiplica sus adjetivos, al señalar que el autor de Groenlandia “siempre fue un tipo muy especial. Elegante, cultísimo, serio, personalísimo y casi siempre intransferible”. De la Fuente culmina su artículo afirmando: “Estratosférico fue su talento sin fronteras y su carrera tan poco habitual como deliciosamente trabada”.

“Fallece a los 49 años el icono precoz de La Movida”, titula El Periódico de Catalunya en referencia a Bonezzi, quien es visto por La Verdad como “el zombi de La Movida”. Con él –agrega este diario– “se va un capítulo sofisticado y dandi” de ese movimiento tan etéreo como recordado, símbolo de una modernidad muy mediática.

En el reconocimiento de Bonezzi –“el Mozart de La Movida”, en un exagerado epíteto de La Verdad– ha pesado más su condición de fundador de Zombis, con sólo trece años, que su excelente labor como compositor para Almodóvar (Laberinto de pasiones, La ley del deseo y Mujeres al borde…) o Díaz Yanes (Sin noticias de Dios y Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto).

La cultura popular es así, difícil de sustraerse al lugar común y al primer gran éxito.

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