“Paciencia,
educación, coraje, respeto...” Son palabras utilizadas por El Mundo para
definir el comportamiento de Ruth Ortiz durante los últimos once meses. “Incluso
después de saber que el error policial habría ampliado su sufrimiento –continuaba
la información– sólo ha tenido palabras de agradecimiento para la Policía”. Es
un simple ejemplo del tratamiento que, durante las últimas horas, está
recibiendo en los medios de comunicación la madre de Ruth y José.
Y es que la ex mujer
de José Bretón, a raíz de su decisión de acudir a expertos externos a la Policía,
cuyo informe ha acelerado la resolución del caso, ha adquirido una dimensión
extraordinaria. Así, El País aludía en uno de sus titulares a “la tenacidad de la madre”, mientras que
ABC destacaba “el tesón mostrado”
que “forzó el vuelco a la investigación”. La Vanguardia ha coincidido casi
exactamente con el rotativo madrileño al definir la actitud de esta auténtica “madre coraje”, según titulaba el mencionado
periódico de Vocento.
“Amables
y educados”
son otros dos adjetivos que ha dedicado El País a Ruth y que, según precisaba,
también sirvieron en el pasado para Bretón. Al menos, así los consideraban sus
vecinos cuando conformaban “una familia convencional
de clase media”. Ahora, frente “al valor
de una madre” –según aseveraba de El Mundo– al único acusado de la desaparición de
los niños no le ha servido de eximente su periodo militar en Bosnia y es
calificado en un artículo de El Confidencial.com como “frío y calculador”. A
partir de ahí –ésa era una definición aparecida en los informes policiales,
según Javier Caraballo, autor del citado artículo– la catarata de adjetivos ha
ido in crescendo.
“Bretón es muy inteligente, manipulador y
no tiene ninguna enfermedad mental”, según indicaba El País en otro titular, en
un entrecomillado menos contundente que el aparecido en El Periódico. Y es que,
para este diario barcelonés, “el comportamiento de Bretón en algunos momentos
encaja con la definición del manual del psicópata:
frialdad emocional, incapacidad para ponerse en el lugar de los
otros, falta de empatía, imposibilidad de arrepentimiento”. El
Periódico concluía subrayando: “Le puede su egocentrismo”.
Como ha destacado el
diario Córdoba en sus fotografía de la finca de Las Quemadillas –con los muros
próximos al acceso ilustrados con el calificativo de “monstruo”–, la opinión pública local “ya juzga a Bretón y pide: que nos lo dejen al pueblo”.
Quizá falten adjetivos
para “una familia marcada por un crimen
atroz”, tal y como subrayaba El País en una de sus informaciones. De
momento, en los medios –dado el “valor”
de Ruth–, no ha llegado la hora de la compasión. No hasta que se confirme qué
ha sido de los dos pequeños.
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